"El héroe verdadero de El Eternauta es un héroe colectivo, un grupo humano. Refleja así, aunque sin intención previa, mi sentir íntimo: el único héroe válido es el héroe “en grupo”, nunca el héroe individual, el héroe solo" (Oesterheld, El Eternauta)

sábado, 5 de noviembre de 2011

EL TEATRO DEL ABSURDO


Este concepto tiene que ver con lo poco ra­zonable, con lo falto de sentido o de conexión lógica con el resto del texto o de la escena. En la filosofía existencialista, el absurdo es lo que no puede ser explicado por la razón y lo que niega a la acción del hombre toda justificación filosófica o política. De todas maneras, es nece­sario distinguir entre elementos absurdos en el teatro y teatro del absurdo contemporáneo. En el primer caso, encontraremos elementos que no podremos conectar con su contexto dramá­tico, escénico o ideológico. En el segundo, el hombre está mostrado como un ser cuya acción pierde todo sentido, significación y objetivo; es incapaz de encontrar algún punto de apoyo que oriente su accionar.
Históricamente, el absurdo tiene sus oríge­nes en CamusEl extranjero, El mito de Sísifo— y en SartreEl ser y la nada -; escritores que, en el contexto de la guerra mostraron al hombre deambulando sin sentido por la vida, en un mundo destruido y desgarrado.
La pieza absurda apareció, a la vez, como anti-obra de la dramaturgia clásica, del sistema épico brechtiano y del realismo del teatro popular.
Existen rasgos propios de lo absurdo:

  • Es nihilista porque es casi imposible recuperar cualquier información sobre la visión del mun­do y las implicaciones filosóficas del texto y de la representación.
  • Utiliza, como principio estructural para reflejar el caos universal, la desintegración del lengua­je y la ausencia de una imagen armoniosa de la humanidad.
  • Es satírico.
      Los principales autores de este teatro son: Eugene Ionesco y Samuel Beckett.

Si bien el teatro del absurdo ha sido superado como expresión artística pura, algunos de sus ras­gos aparecen en obras actuales y continúan influyendo en la escritura y en la puesta en escena. Es el caso de la obra Decir síde Griselda Gambaro

Fuente: Lescano, Marta y Lombardo, Silvina; Lengua y Literatura 3 Polimodal; página 163; Ediciones del Eclipse, Buenos  Aires; 2000.

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