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Estatua de Maimónides en Córdoba, España |
Cuenta una antigua alegoría Judía, que una vez un hombre muy rico fue a
pedirle un consejo a un rabino. El rabino lo tomó de la mano, lo acercó a la
ventana y le dijo:
-Mira.
El rico miró por la ventana a la calle. El rabino le preguntó:
-¿Qué ves?.
El hombre le respondió:
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Rabí Shem Tov |
-Veo gente.
El rabino volvió a tomarlo de la mano y lo llevó ante un espejo y le
dijo:
-¿Qué ves ahora?
El rico le respondió:
-Ahora me veo yo.
El rabino le contestó:
-¿Entiendes? En la ventana hay vidrio y en el espejo hay vidrio. Pero el
vidrio del espejo tiene un poco de plata. Y cuando hay un poco de plata, uno
deja de ver a la gente y comienza a verse solo a sí mismo.