La función es el uso del lenguaje que hace el emisor de un
discurso, según sus intenciones y según la situación comunicativa en que se encuentra (Marín, Marta; Conceptos claves; Aique, Bs. As). El
lenguaje se puede usar para transmitir conocimientos, expresar emociones, solicitar, ordenar,
crear belleza y seducir. En cada
caso, el lenguaje posee diversos operadores lingüísticos que le permiten adaptarse
a esa intención y que determinan cuatro funciones básicas, cuyas características transcribimos a
continuación:
Función informativa (o referencial)
- Se ubica en el referente (informa): transmisión de datos, hechos o ideas.
- Predominio de la tercera persona.
- No intervención del emisor dentro del texto.
- Oraciones con matiz impersonal.
- Verbos en indicativo.
- Oraciones enunciativas.
Ejemplo:
“El castellano es una lengua románica, es decir, derivada del latín, que mantiene rasgos de las lenguas que se hablaban en la Península antes de la conquista romana y de las lenguas de los otros pueblos que la habitaron posteriormente: visigodos y árabes.” (Orígenes del Castellano, Kalipedia)
Función apelativa
(o conativa)
- Se sitúa del lado del receptor (persuade): intención de influir sobre él.
- Predominio de la segunda persona.
- Predominio de verbos en modo imperativo.
- Aparición de oraciones exhortativas.
- Aparición de vocativos.
Ejemplo:
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automático te llevás: una alarma Z-12A gratis con 100 kms extras de ZXCV Plus
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Función expresiva (o emotiva)
- Se orienta hacia el emisor (muestra estados de ánimo): intención de comunicar su interioridad.
- Predominio de la primera persona.
- Aparición de interjecciones.
- Aparición de oraciones exclamativas.
- Vocabulario referido a pensamientos, sentimientos y sensaciones.
- Todo tipo de texto que privilegie la expresividad.
Ejemplo:
“¡Cómo me gustaría decirle cuánto lo extraño!
Pero no puedo, no puedo… ¿Qué hice para merecer esto?”
Función literaria (o poética)
- Reúne todas las funciones del lenguaje, especialmente la emotiva.
- Se centra en el mensaje (seduce por el uso estética del código)
- Intención de seducir y gustar, crear belleza.
- Preocupación por el mensaje.
- Utilización de figuras del discurso y otros recursos literarios.
- Posibilidad de crear ritmo con la sonoridad de las palabras.
Ejemplo:
“En la ciudad callada y sola mi voz despierta
una
profunda resonancia
Mientras la noche va
creciendo pronuncio un
nombre y este nombre me
acompaña.
La soledad es poderosa pero sucumbe ante mi voz
enamorada…”
La soledad es poderosa pero sucumbe ante mi voz
enamorada…”
(“La Ciudad Sin Laura”, de Francisco Luis Bernárdez)
Función metalingüística
La función metalingüística tiene que ver con las
referencias al propio código, y se da, por ejemplo, cuando emisor y receptor
necesitan ponerse de acuerdo sobre la significación de una palabra que están usando:
“¿Qué
significa la palabra oprobio?, pregunta alguien del público.”
Función fática
Aparece cuando se intenta establecer, prolongar o
interrumpir la comunicación: el emisor se asegura así de que el canal de
comunicación está abierto.
Ejemplo:
“-Hola… Hola… ¿Me escuchás?”
Como podemos ver, cada uno
de los componentes del esquema de la comunicación se puede relacionar con las funciones del lenguaje según la
intención del emisor.
Para concluir, esta división de los usos del
lenguaje es producto del análisis teórico, pero difícilmente encontremos un uso en forma
pura no involucrando algunos de los otros. Por eso, generalmente hablamos de predominio de una función. Por ejemplo, hay discursos como
el periodístico, en el que predomina la función informativa, pero no químicamente
pura. Es común que esa información contenga expresiones emotivas y / o
directivas, es decir que provocan en los receptores (lectores, oyentes o
televidentes) alegría, indignación, opinión, participación, como podemos
observar en la siguiente noticia publicada en el Diario
Crónica (versión
digital):
Embarazada vivió 75 días cabeza abajo para salvar
a sus hijos
Una mujer de Varsovia dio a luz a dos gemelos después de que el médico le prescribiese estar los últimos días de su embarazo en esa posición para poder mantener a los bebés con vida.
Joanna Krzisztonek, que estaba esperando
trillizos, se puso en labores de parto a los cinco meses de embarazo. Los
médicos fueron incapaces de salvar a uno de los tres fetos, pero consiguieron
parar el parto con medicamentos que detuvieron las contracciones.
Los médicos le dijeron que sólo si ponía las
piernas por encima de su tripa, es decir boca abajo, tendría más posibilidades
de que sus dos bebés nacieran con vida.
Krzisztonek siguió las
indicaciones de los médicos y 75 días después dio a luz a Iga e Ignacy. Los gemelos permanecen en una incubadora, pero los
médicos creen que muy pronto saldrán del hospital con su madre.
"Joanna asumió el
riesgo y tras una fuerte dedicación, dio a luz a dos maravillosos hijos", explicó el profesor Mariusz Zimmer, que mantuvo
el seguimiento del embarazo, según informa el diario ’Super Express’ recogido por la agencia de
noticias RIA Novosti.