LA POESIA GAUCHESCA
Uno de los acontecimientos más singulares de las diversas literaturas de lengua hispánica es la poesía gauchesca. Es costumbre atribuirla al gaucho; es como si quisiéramos atribuir el arte del retrato a las caras de las personas o el Quijote a Alonso Quijano. El gaucho es la materia de esa poesía, no su inventor. Hombres análogos al gaucho hubo desde Oregón o Montana hasta el Cabo de Hornos; estas regiones, hasta ahora, se han abstenido de producir una poesía comparable a la que denominamos gauchesca. Es evidente, pues, que el desierto y el jinete no bastan.
Un prejuicio de índole romántica se resiste a admitir que la poesía gauchesca es un descubrimiento o invención de hombres de las ciudades. Cuando Groussac, hacia 1927, escribió que el autor de Don Segundo Sombra tenía que estirar el poncho para que no le vieran la levita, no hizo acaso otra cosa que reeditar una vieja broma sobre Estanislao del Campo o Hernández, que ciertamente no eran gauchos. Eran, como es notorio, hombres de la ciudad de Buenos Aires que se habían compenetrado con los hábitos y el lenguaje de la llanura. Se requirieron muchas circunstancias para esa intimidad: la vida pastoril que el estanciero compartía con los peones, el arte de la equitación, la cercanía del campo y de sus peligros, el común linaje criollo, las tenaces guerras civiles y el hecho de que los regimientos de caballería, comandados por hombres de la ciudad, fueron integrados por gauchos. También fue necesaria la ausencia de un dialecto específico que separara lo urbano y lo rural. Si hubiera habido tal dialecto (como afirman ciertos filólogos) la poesía gauchesca pecaría de afectación, lo cual no es el caso.
Sarmiento, al enumerar y estudiar las variedades del gaucho, nos habla del payador o cantor; en éste se ha querido ver el origen de la poesía gauchesca. Para Ricardo Rojas, Hernández viene a ser el último payador. Conviene destacar, sin embargo, un hecho irrefutable: los payadores de la campaña o de las orillas eran compadritos o gauchos que cantaban para compadritos o gauchos y no buscaban ni requerían color local. Inversamente, los poetas que llamamos gauchescos (Hidalgo, Ascasubi, Hernández), fueron personas cultas que alardeaban de gauchos y que con ese fin cultivaron un tono rústico. La esencial diferencia de los dos géneros puede estudiarse en el propio texto del Martín Fierro. Voces, imágenes y alusiones pampeanas abundan en la obra, pero cuando el gaucho paya con el moreno, la pobre vida de las estancias y de la frontera queda olvidada y se habla de la noche, del mar, del tiempo, del peso de la eternidad. Es como si Hernández hubiera marcado la diferencia que separa su labor literaria de las ambiciosas y vagas efusiones de los payadores anónimos.
Por lo demás, la historia de la poesía gauchesca no ofrece ningún misterio. Hacia 1812 el montevideano Bartolomé Hidalgo la inventa; a él se debe, sin duda, el descubrimiento del sencillo artificio de mostrar gauchos que se esmeran en hablar como tales, para diversión de lectores cultos. Rojas lo llama payador, pero en las propias páginas de su Historia de la literatura argentina se lee que antes de ensayar el verso octosílabo pasó por el endecasílabo, metro inaccesible a los payadores. Después de Hidalgo vendrá Hilario Ascasubi, soldado de la guerra del Brasil y de las discordias civiles, cuya bizarra y despareja labor está como perdida en los tres volúmenes de Paulino Lucero, Aniceto el Gallo y Santos Vega. Aludiendo al segundo título, Estanislao del Campo, su amigo, toma el seudónimo filial de Anastasio el Pollo. En su obra más considerable, el Fausto, hay humorismo y ternura y un alegre sentimiento de la amistad. A principios de 1872, Lussich publica en Montevideo Los tres gauchos orientales, diálogo de soldados que refleja la influencia de Ascasubi y de Hidalgo y que modestamente prefigura El gaucho Martín Fierro.ACTIVIDADES PROPUESTAS
1) Buscá los significados de las palabras remarcadas con color lila, y transcribilos teniendo en cuenta el contexto en que el autor las ha usado.
2) El texto es parte de la Obra crítica de Borges, investigá por qué este artículo se considera crítico, qué características específicas tiene para que así se lo clasifique. Podés averiguar en qué consiste la crítica literaria para resolver esta consigna.