"El héroe verdadero de El Eternauta es un héroe colectivo, un grupo humano. Refleja así, aunque sin intención previa, mi sentir íntimo: el único héroe válido es el héroe “en grupo”, nunca el héroe individual, el héroe solo" (Oesterheld, El Eternauta)

jueves, 10 de mayo de 2012

SERES SOBRENATURALES: LA PACHAMAMA


La Pachamama - Ilustración
de Ricardo Deambrosi

Madre de la Tierra, Madre Tierra o, más exactamente Tierra Madre. Deidad femenina de origen aymara que alcanzó gran difusión en el Incario. La palabra "pacha" designó en un principio sólo un tiempo o edad del mundo, un cosmos o universo, para pasar luego a referirse a un lugar o espa­cio, y a la misma tierra generadora de la vida, ya como un símbolo de fecundidad. Es actualmente la deidad suprema de los indígenas andinos del Noroeste argentino, y tam­bién de Bolivia y Perú. En este último país se la conoce como Mamapacha, denominación que sería para Carrizo más correcta, Al parecer, su importancia creció en los úl­timos siglos, terminando por absorber a muchas deidades locales.
La Pachamama es hoy la madre de los cerros y los hombres. La que madura los frutos y multiplica el ganado, pudiendo conjurar heladas y plagas y dar suerte en la caza. Es por eso frecuente invocarla antes de acometer cualquier empresa agropecuaria o cinegética. Se la invoca también cuando sobrevienen ciertas enfermedades o se está de via­je, para no apunarse ni rezagarse en el camino. Ayuda in­cluso a las tejedoras y alfareros a concluir bien sus obras artesanales.
Se la describe como una india de muy baja estatura, cabezona y de grandes pies, que lleva sombrero alón y cal­za enormes ojotas. Vive en los cerros y a menudo la acom­paña un perro negro y muy bravo. La víbora es su lazo, y el quirquincho su cerdo. Carga a veces petacas de cuero llenas de oro y plata. Es celosa, rencorosa y vengativa, pe­ro si alguien le cae en gracia lo favorece. Cuando se enoja, manda el trueno y la tormenta.
Interviene en todos los actos de la vida y no hay dios que no le obedezca. Se aparece con frecuencia a los paisa­nos para preguntarles qué andan haciendo por los cerros. A otros los visita en sus chozas para agradecerles lo bien que han cuidado de su hacienda o el no haber matado a las crías de los guanacos. Se dice que los afuereños que la ven quedan tan prendados de ese paisaje andino que ya nunca podrán ir a vivir lejos de él.
Ceremonia de ofrenda a la Pachamama
Toda la naturaleza es su templo, pero las apachetas configuran los centros principales de su culto. Son mon­tones de piedras que construyen arrieros y viajeros a ori­llas del camino o en las encrucijadas, casi siempre en las cumbres.  Allí se depositan las ofrendas, que consisten en coca o llicta, el acullico, chicha u otra bebida fermentada. Pero puede propiciársela en cualquier parte, dándole de beber, comer o fumar. Lo más común es volcar un poco de chicha en la tierra antes de tomar, aclarando que es pa­ra ella, o depositar la ofrenda en un hoyo abierto en la tierra. Tal ceremonia se denomina "la Corpachada", y se realiza especialmente el  1º de agosto, que es su día.


lunes, 7 de mayo de 2012

SOBRE EL HÉROE


Aquiles y Briseida
El término "héroe" tiene una serie de implicaciones que transcienden el papel de "protagonista" de la novela. La literatura, desde sus inicios en los mitos, siempre ha contado con los héroes. Ya Aristóteles señalaba en su Poética que la imitación podía hacerse de tres maneras: pintando a los personajes mejores de lo que son en la realidad, pintándolos como son en la realidad o haciéndolos aparecer como peores de lo que son. Al tomar como referencia a los seres humanos para indicar las cualidades de los personajes, Aristóteles estaba ofreciendo un modelo de conducta para los espectadores o lectores. Ante los mejores es necesario admirarse, ante los iguales reconocerse y ante los peores precaverse. El héroe del mundo clásico o el del mundo medieval es un modelo de los valores que la sociedad entiende como positivos. En el héroe se encarnan las virtudes a las que los hombres aspiramos en cada momento de la historia. De igual manera, las obras literarias también ofrecían ejemplos de lo que no se debía hacer, modelos para que, con su contemplación, los hombres comprendieran lo errado de sus actos.
Superman, 1939
La vinculación entre los valores heroicos y los valores sociales es básica para comprender la transformación que se produce al llegar a la época contemporánea. Señalemos un punto de partida: para que aparezca el héroe la sociedad ha de tener un grado de cohesión suficiente como para que existan unos valores reconocidos y comunes. Sin valores no hay héroe; sin valores compartidos, precisando más, no puede existir un personaje que permita la ejemplificación heroica. El héroe es siempre una propuesta, una encarnación de ideales. La condición de héroe, por tanto, proviene tanto de sus acciones como del valor que los demás le otorgan. Esto permite que la dimensión heroica varíe en cada situación histórica dependiendo de los valores imperantes. La sociedad engendra sus héroes a su imagen y semejanza o, para ser más exactos, conforme a la imagen idealizada que tiene de sí misma. Independientemente del grado de presencia real de las virtudes en una sociedad determinada, ésta debe tener un ideal, una meta hacia la que dirigirse o hacia la que podría dirigirse.
El Príncipe Valiente
Teniendo en cuenta este principio, la existencia del héroe depende de la adhesión social a los valores, esto es, del grado de acuerdo que exista en torno a la virtud, independientemente de lo que se entienda por ésta. En la época medieval, por ejemplo, los valores eran los cristianos y se personificaban en el ideal caballeresco. Si es cierto que la existencia de los héroes depende de lo señalado anteriormente, en las épocas en que no existe esa cohesión será más difícil su presencia. El héroe tendrá entonces que luchar no sólo contra sus enemigos, sino contra la opinión de sus lectores. Tendrá que convencerles a ellos, en primer lugar, de que es un héroe.
Esta idea permitiría elaborar una gran distinción entre los héroes que han existido a lo largo de la historia: los héroes de lo establecido y los héroes alternativos o enfrentados. Los primeros son producto del acuerdo existente en torno a los valores que encarnan; los segundos luchan por sustituir a los primeros.
Sin embargo, no es tan sencillo, pues existen otros factores de gran importancia en la constitución de los héroes. Uno de carácter capital es la distancia. La creación del héroe es siempre una forma de añoranza. El héroe es el gran ausente, el que entra en la Leyenda y, por lo tanto, escapa de la realidad. El héroe es el que ya no está o nunca ha estado, el desaparecido o el que sólo ha vivido en los sueños y ficciones. La distancia permite ennoblecer a los personajes históricos y olvidar su auténtica existencia. Hace mejores a los amigos y peores a los enemigos. Purifica las intenciones de los hombres desvistiéndolas de los ropajes de la ambición y el deseo.
Diego Maradona festejando su
segundo gol ante Inglaterra
(Argentina 2 - Inglaterra 1)
Hace unos momentos, matizaba la diferencia entre las virtudes que la sociedad posee y las que cree poseer, entre la verdad y la vanidad sociales. Con los héroes, la sociedad tienen la oportunidad de fabricarse sus sueños de ser mejor. Cuando nos planteamos qué tiempos han sido mejores, miramos a sus héroes. En ellos tratamos de ver lo mejor de cada época, aunque sólo veamos sus deseos de ser de una forma o de otra y nuestras propias carencias.


Héroe y sociedad (fragmento)


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