"El héroe verdadero de El Eternauta es un héroe colectivo, un grupo humano. Refleja así, aunque sin intención previa, mi sentir íntimo: el único héroe válido es el héroe “en grupo”, nunca el héroe individual, el héroe solo" (Oesterheld, El Eternauta)

lunes, 31 de octubre de 2011

TIPOS DE CIENCIA FICCIÓN


Tipos de ciencia ficción
Una vertiente de la ciencia ficción se propone mostrar los beneficios que la ciencia y la tecnología pueden producir para la liberación del hombre. Se trata, en este caso, de una visión optimista o utópica del futuro, que supondría el alcance de una felicidad plena a partir de las conquistas científicas: la película El hombre Bicentenario, protagonizada por Robin Williams, es un ejemplo típico de este subgénero. El reconocido escritor Arthur C. Clarke ha sido llamado "el optimista de la ciencia ficción". Algunas de sus obras son: Cita con Rama, 2001: Odisea espacial, La ciudad y las estrellas y El fin de la infancia.
También existe una visión pesimista o contrautópica, que plantea la idea de un futuro en el que el hombre, en lugar de salvarse, se pierde debido a los avances de la ciencia que traspasa determinados límites y no tiene en cuenta las consecuencias inhumanas de sus "logros". Filmes como Metrópolis, de Fritz Lang; Terminator, de James Cameron, y Matrix, de los hermanos Wachowski, así como las novelas Un mundo feliz, de Aldous Huxley; 1984, de George Orwell y  Soy leyenda, de Richard Matheson (también llevada al cine), son ejemplos de contrautopías.


Fuente: Avendaño, Fernando C.; Pinasco, Julieta; Toledo, Claudia A.; Wisniacki, Flavio H.; LITERATURA V. Las cosmovisiones realista y fantástica. Ciencia ficción y visión del mundo; página 122; Editorial Santillana, Buenos Aires, 2011

viernes, 28 de octubre de 2011

ELEMENTOS PROPIOS DE LA CIENCIA FICCIÓN

Aunque cada autor y cada obra de ciencia ficción perfilan propuestas distintas, pode­mos sistematizar en un cuadro las características más generales de la ciencia ficción.

Temáticas
Los temas de la ciencia ficción son muchos y variados. Algunos son:
o        Los viajes en el tiempo y el espacio.                                                                            
o        La rebelión de las máquinas.
o         Las guerras o la convivencia interplanetaria.
o        Las invasiones extraterrestres a la Tierra.
o        El mundo virtual.
o        La conquista o la vida en otros planetas.
o        El descubrimiento de "mundos perdidos".
o        Las realidades o dimensiones paralelas.
o        La exploración de regiones inaccesibles para el hombre.
o        Los modos en que estará organizado nuestro mundo en el futuro.                            
o        La manipulación genética.
o        Científicos e inventos que traspasan los límites éticos permitidos.
Conflictos
  Los tipos principales de conflictos pueden reducirse a tres.
a) La inventiva humana pone en funcionamiento mecanismos que escapan al dominio del hombre.
b) Seres inteligentes, no humanos, se introducen en el mundo del hombre.
c) Fenómenos naturales imprevistos alteran la situación del hombre en la Tierra o amenazan la subsistencia de las especies vivientes.
Lenguajes
El uso de un vocabulario particular, plagado de tecnicismos (es decir, palabras o expresiones específicas de determinado ámbito científico) y neologismos (palabras inexistentes en el diccionario, creadas para nombrar las nuevas realidades que se describen, para las que no existe, todavía, un lenguaje), contribuye a crear la atmósfera de la narración de ciencia ficción y a darle verosimilitud a la realidad creada.
Personajes
Sus personajes son de dos tipos:
a) Seres posibles en nuestro mundo: científicos, investigadores, exploradores, astronautas, que representan la esfera científica, pero también hombres y mujeres comunes, los "afectados" por la ciencia.
b) Seres "imposibles" en nuestro mundo: alienígenas, robots inteligentes, androides, mutantes, superhombres, protohombres, seres extinguidos, etcétera. Aunque el relato se construya sobre un personaje determinado, a veces este no funciona como una individualidad psicológica, sino como un representante de la especie, y es el destino de la especie lo que aparece en cuestión.

Fuente: Avendaño, Fernando C.; Pinasco, Julieta; Toledo, Claudia A.; Wisniacki, Flavio H.; LITERATURA V. Las cosmovisiones realista y fantástica. Ciencia ficción y visión del mundo; página 121; Editorial Santillana, Buenos Aires, 2011.


ACTIVIDADES PROPUESTAS:

1) Leer el cuento "Preguntas", de Esteban Valentino.
2) Subrayar en el texto tecnicismos y neologismos. Hacer un listado y determinar qué efecto de lectura producen.
3) Teniendo en cuenta el cuadro anterior, ¿qué tipo de conflicto aparece en el cuento de Valentino?
4) ¿Cuál es la temática de este relato?
5) ¿Qué tipo de personajes aparecen en el cuento?

lunes, 17 de octubre de 2011

Modos y Tiempos del Verbo

Los modos verbales indican la actitud del hablante hacia lo enunciado. Los modos son tres (indicativo, subjuntivo e imperativo) y tienen, cada uno de ellos,  tiempos verbales con características propias, como se puede observar en el siguiente cuadro:


Compartimos con vos esta presentación para completar: El Verbo
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domingo, 2 de octubre de 2011

BOEDO Y FLORIDA según Álvaro Yunque

Alrededor del año 1925, la juventud literaria de Buenos Aires se halló dividida en dos bandos inquietos, combativos, hostiles: Boedo y Florida.


El principal órgano de Boedo era la revista - que más tarde cambio su nombre por el de "Claridad", definitivo - llamada "Los Pensadores". La dirigía Antonio Zamora. ¡Cuánta juventud tienen aquellos leves y agresivos números de "Los Pensadores"! La vida generosa y fuerte está en ellos a pesar de toda su injusticia, entrando a puñetazos con lo establecido, social y literariamente. Elías Castelnuovo, Roberto Mariani, Leónidas Barletta, Nicolás Olivari, Gustavo Riccio, Juan Guijarro, Alvaro Yunque...; constituyeron el primitivo grupo, al que se agregaron otros más jóvenes. También se editó allá, en la "covacha" de Boedo, "Dínamo" y "Extrema izquierda", y algunos muchachos de Boedo colaboraron en "Acción de Arte", "Campana de Palo", en el "Suplemento de La Protesta" y en el "Suplemento de La Vanguardia". Como se ve, allí había anarquistas, comunistas, socialistas y, a veces, sólo liberales sonrosados. El grupo no tenía orientación ideológica, ni estética. Este grupo fue el que, con Octavio Palazzolo de director artístico, y los pintores Fascio Hebecquer y Abraham Vigo como decoradores, inició, bajo el rubro de "Teatro Libre", y por primera vez en Buenos Aires, la constitución de un teatro independiente.

Los de Florida, animados por el poeta Evar Méndez, editaban "Martín Fierro"; también eran colaboradores de "La Nación" y "La Prensa" y fueron de ese grupo los que publicaron "Inicial" y "Proa" y alborotaron los sótanos del viejo Royal Keller con la tumultuosa Revista Oral.
Uno y otro grupo, constituidas "Claridad" y "Martín Fierro" en editoriales, comenzaron a publicar libros.

Inteligentes, bulliciosos, audaces, ¿qué separaba a los jóvenes de esos bandos? Lo que ha separado siempre a todos los escritores: Que los de Boedo querían transformar el mundo y los de Florida se conformaban con transformar la literatura. Aquellos eran "revolucionarios". Estos eran "vanguardistas".

Se gastó buen humor y malas palabras desde ambas riberas. No se transformó el mundo ni la literatura. Pero inquietaron, apedrearon de epítetos el cascaron de muchas falsas reputaciones, y las hicieron sonar a hueco, pusieron de actualidad, otra vez, el debatido tema del "arte por el arte" contra el "arte social", y los de Boedo, hijos de obreros o de la burguesía media, demostraron con el éxito editorial de sus libros de rápida difusión que ya había en Sudamérica un gran publico lector, ansioso de gustar un arte americano en donde palpitase el problema social con sus angustias y sus esperanzas.
Los primeros libros que lanzó la editorial Claridad, y que fueron expresión del movimiento artístico-social del grupo "Boedo", se vendieron por miles. Los libros del grupo "Florida", en cambio, permanecieron inertes en las librerías y su editorial se extinguió, en tanto "Claridad" ensanchaba sus límites hasta adquirir volumen continental.
Jorge Luis Borges
(Florida)
Artísticamente, ¿de donde provenían los jóvenes de Florida? De Francia, que es de donde han llegado a América sus mayores inquietudes artísticas, desde el romanticismo en adelante, y de los "vanguardismos" artísticos de la posguerra, los que llevaron hasta el paroxismo la formula del "arte por el arte".

Los de Boedo venían de Rusia, y no sólo de sus literatos: Tolstoi y Dostoievski en primer término, Gorki, Chejov, Gogol, Andreiev, Kuprin, Korolenko..., sino también de sus ideólogos: Bakunin y Kropotkin. Y de Marx y Engels. También de Rafael Barrett y González Prada. Esto sin negar la influencia que los franceses ejercían sobre todos.
Ya lo dije: el grupo no era homogéneo. Y así fue que, al correr de los años, algunos aparecieron en Florida; otros de Florida, sintiendo complicarse su inquietud artística con la de la justicia social, se aproximaron a Boedo. La muerte, el silencio y la vida hicieron lo demás. El grupo de Boedo - como el de Florida - se disgregó. Pero su existencia tuvo un significado: Por primera vez en Buenos Aires - y no es difícil que en la América hispana - el arte ideológico, con preocupaciones sociales, se había concretado en un grupo pleno de tumultuosa inquietud y rebeldía ariscada. Nada nuevo traía, en verdad, ya que el arte social se había cultivado desde siempre en el mundo, y aun en la Argentina; pero su vehemencia lo actualizó.

Las dos calles que dieron nombre a uno y otro movimiento, no son meros simbolismos. Florida era el centro de Buenos Aires, la vía de las grandes tiendas, la del lujo exquisito, la calle donde está el Jockey Club y donde una clase social - y sus acólitos - exhibía su cotidiano ocio. (Ya también esto ha desaparecido en este perpetuo transformarse de Buenos Aires). Boedo era el suburbio chato y gris, calles de boliches, de cafetines y teatrejos refugio del dominical cansancio obrero, calle que nunca tuvo poeta suntuoso que le cantara, calle cosmopolita, ruidosa, de futbaliers, guaranga, amenazante...
Florida tenía pasado, tradición porteña. Boedo era lo gringo, lo importado, lo actual.
Florida alzó como demostración de arte el bello libro de Ricardo Güiraldes, un escritor de generaciones pasadas: "Don Segundo Sombra", y que no era, en rigor, una exhibición de arte por el arte, pese a sus sutilidades y primores de estilo. También expuso las paradojas de Macedonio Fernández.
Macedonio Fernández

Los de Boedo demostraron los sangrantes libros de Rafael Barrett, ¡tan corajudos y que bien escritos!: ¡eso era arte social! Y como Roberto Payró, el que había escrito "Marcos Severi" y los "Cuentos de Pago Chico" y "Las Divertidas Aventuras del Nieto de Juan Moreira", tan plenos de realidad cuanto condenatorios de la politiquería burguesa, acababa de regresar de Europa, nimbado de heroísmo periodístico, los de Boedo se acercaron a Payró.
¿Otros maestros argentinos?: Para Boedo, tal vez algo de Almafuerte o de Carriego o de Florencio Sánchez.

En Florida, con respecto a la literatura local precedente, quizás fueron más iconoclastas: ellos estaban inventando el arte de escribir en la Argentina.
Álvaro Yunque
Quizás Leopoldo Lugones, ya para 1925 todo él entregado al conservadurismo, proclamando "La Hora de la Espada", que a los boedenses repelía por esto, hallaban en los de Florida artífices sin escrúpulos de ideología, admiradores aunque no devotos. Algunos, criollistas, veneraban al "MartínFierro". Otros lectores casi exclusivos de libros franceses, demasiado sumidos en ultraísmo y dadaísmos, no lo habían hojeado... (O te sonreían desdeñosos, ¡gran Hernández!, como a un folletinero que compuso milongas).

En Boedo ocurría lo propio. Algunos con ascendencia criolla, lo admirábamos por instinto poético y porque también sentíamos su protesta antimilitarista; otros, puramente gringos, lo miraban con el gesto que los gringos agricultores, sudorosamente épicos, habían tenido para con el gaucho de la vihuela y el mate.

En cuanto a cultura: los de Florida, seguramente la poseían más extensa e intensa, desde un ángulo exclusivamente literario. No habían perdido su tiempo en mitines, ni en sindicatos, ni en comités, ni en la biblioteca del Partido Socialista (México 2070), encendiéndose la sangre con los libros de la biblioteca Blanca Sempere. (¡Oh, si te estoy agradecido, tu que pusiste, más o menos mútilos, a la altura de mi bolsillo estudiantil, 40 centavos, "El Capital" de Marx o "El Origen de las Especies" de Darwin o "La Ayuda Mutua” de Kropotkine!...).
En suma: Boedo era la calle; Florida, la torre de marfil. Buenos Aires, cerebro de la Argentina, entonces más que hoy, afortunadamente para ésta; vio así, representados por dos grupos turbulentos, excesivos hasta la injusticia, las dos ramas estéticas que, desde el renacimiento, o sea desde que nació al mundo occidental la teoría del arte por la belleza, del arte-forma, se han disputado la posesión del arte. En Florida: los neogrecolatinos, los estetas, los que cultivaban un arte para minorías, hermético y vanguardista. En Boedo: los antimitológicos, los socializantes, los que iban hacia el pueblo con sus narraciones y sus poemas hoscos de palabras crudas, cargadas de sangre, sudor y lagrimas. Los revolucionarios.

Un paréntesis: Los "vanguardismos" estéticos son aparentemente revolucionarios; pero ante la realidad de la vida son reaccionarios: Los gobiernos, los diarios grandes sostenedores de aquellos gobiernos, y la iglesia, cómplice de todos, siempre han acogido con simpatía esos movimientos puramente formales y por los que han escapado gran parte de los ímpetus juveniles de muchas generaciones. En los conventos fue donde más se practicó - sin el talento de Góngora - el gongorismo. En nuestra teocrática Córdoba tuvimos a Luis de Tejeda.
Pero, ¿por qué no antes de 1925 vio la metrópoli sudamericana un debate "estético" representado por grupos? Simplemente por esto: Porque la lucha social se enardecía porque el conflicto económico polarizaba fuerzas a tal punto que hasta al campo de arte literario llegaba. Ya el mundo había sufrido dos acontecimientos trascendentales: La primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa.
Elías Castelnuovo
La guerra mundial de 1914, con su torpe tratado de Versalles, fue una desencantadora de bobos seudodemócratas. A raíz de ella, muchos rompieron definitivamente las amarras que los ligaban al capitalismo, el pasado. La revolución rusa afirmo a muchos vacilantes, dio la prueba sobre la posibilidad de una revolución de la clase trabajadora y de su capacidad para sostenerse en la dirección del Estado.

El proletariado argentino -como todos- se había llenado de fe en el porvenir. Y la voz de los muchachos de Boedo se levantaba, unida y fuerte, para llevar al verso, al cuento, a la novela, al ensayo, a la crítica y al drama, esa visión de futuro que en las masas del suburbio comenzaba a encenderse.
Los otros, los de Florida, seguían escépticos o enemigos de la luz (groseramente roja - luz de incendio) que se aproximaba.
Unos y otros, aunque se creyeran "colones o hernancorteses" de sus respectivos modos artísticos, tenían antecedentes en la propia Argentina.
Es lo que me propuse historiar en este libro para recordar a los que, desde los albores de la nacionalidad, desde antes de mayo, cultivaron el arte de la palabra escrita considerándola como una útil, fuerte, eficaz, imprescindible herramienta de perfeccionamiento humano.
En mi concepto, este es el gran arte. A él, por instinto, le entregué mis bríos juveniles. En él persisto, aunque ahora por madura convicción reflexiva.
Él será - afirmo - el arte de las sociedades del futuro, sin clases todoposeedoras y parasitarias que puedan tener a su servicio artífices uniformados de retórica

ALVARO YUNQUE. 1941. EDITORIAL CLARIDAD. BUENOS AIRES


ACTIVIDADES PROPUESTAS:

1) Teniendo en cuenta el texto resaltado, realizar un cuadro comparativo entre los dos grupos teniendo en cuenta diferencias y coincidencias.
2) Elegir un texto representativo de cada grupo, compararlos y discutirlos en clase.

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